Muchas veces podríamos pensar que la glucosa es la mala del cuento ya que solo oímos hablar de ella en enfermedades como la diabetes o
La glucosa circula constantemente en nuestro torrente sanguíneo y es transportada a cada una de nuestras células (pequeñas fuentes de poder que con la glucosa obtienen la energía que necesitamos).
Los hidratos de carbono se digieren en el tracto digestivo y hacen que se eleve la glucosa en sangre, aquí es cuando actúa la hormona llamada INSULINA y ayuda a que ésta entre en las células, y suceda lo anteriormente mencionado. Si la insulina no funciona, la glucosa se queda circulando en la sangre, se elevan los niveles originando la diabetes.
Nuestro cuerpo no transforma toda la glucosa en energía al mismo tiempo ya que es una máquina perfecta diseñada para el ahorro, así los músculos el hígado y otras células almacenan los sobrantes en una molécula llamada Glucógeno. Si el exceso es mucho el cuerpo lo almacenara en forma de grasa provocando sobrepeso u obesidad, si no consumimos de más no tendremos este problema.
Cuando nuestro cuerpo necesita un poco más de energía contamos con otra hormona llamada GLUCAGON, esta permite convertir el glucógeno en glucosa y una vez más las células lo convierten en energía.
Esta es la manera en que nuestro organismo mantiene los niveles de glucosa en la sangre en rangos muy precisos entre comida y comida, gracias a esto obtenemos energía tan necesaria para nuestro diario vivir.
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