Muchas veces cuando realizamos ejercicio, y sobre todo si no estamos acostumbrados a llevarlo a cabo, aparecen dolores musculares conocidos como agujetas. En muchos casos son tan intensos que pueden producir hasta la inmovilidad temporal de la zona afectada.
Uno de los remedios tradicionales, y el más extendido que se ha utilizado para acabar con las agujetas es la ingesta de agua con azúcar, en ocasiones se le añadía zumo de limón. Lo que se pretendía con esto era eliminar los cristales de ácido láctico que se formaban en el músculo y que eran los causantes de las agujetas. Numerosos estudios han demostrado que esto no es así, y que ingerir esta bebida no sirve de nada.
Desde siempre se ha creído que las agujetas las producía el ácido láctico que producen los músculos con el ejercicio, que al cristalizarse no se eliminaba por la sangre y provocaba dolores. Estudios realizados mediante biopsia muscular a deportistas nada más realizar el ejercicio han demostrado que ni siquiera existen estos cristales después del entrenamiento, pues el lactato sale pronto del músculo y se va a la sangre, eliminándose minutos después de realizar el ejercicio.
Por este motivo no tiene sentido utilizar como remedio el agua con azúcar, ya que la finalidad de esta bebida era la de acabar deshaciendo los cristales de lactosa y conseguir que éstos se eliminaran a través de la sangre. Si dichos cristales no existen no tiene sentido ingerir esta bebida que lo único que puede producirnos son caries.
Las agujetas están creadas realmente por la práctica de ejercicios en los que predominan las contracciones excéntricas, es decir, en las que el músculo se acorta a medida que desarrolla la tensión. Estas contracciones generan una tensión muy fuerte en el músculo, que en personas que no están habituadas a practicar ejercicio provoca micro roturas de las estructuras musculares.
La forma de evitar que aparezcan las agujetas no es utilizando ni bebedizos ni nada por el estilo, sino que lo más eficaz es la realización del ejercicio progresiva y lentamente, teniendo especial cuidado en los ejercicios que requieren contracciones excéntricas, que deben realizarse de forma moderada si no se está acostumbrado. Hay que acostumbrar poco a poco al cuerpo para que los músculos se vayan fortaleciendo y sean cada vez más capaces de afrontar este esfuerzo.
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